jueves, 12 de septiembre de 2013

Los Petro-Mortadelos

Vivimos días en los que nos preocupa si la Prima de Riesgo sube o baja, si los tipos de interés o el EURIBOR afectarán nuestra hipoteca, si la Bolsa está en números verdes o rojos... 
Una variedad de datos económicos que, desde la entrada en vigor del €uro en España, y el final de nuestra añorada Peseta, quitan el sueño a quién mas, quién menos.
Sin embargo, esta guerra económica entre divisas como el dolar, el euro y el yen nada tendrían que hacer contra la moneda más fuerte, que no se devaluaba nunca y con la cual conseguías los más pingües beneficios: LOS PETRO-MORTADELOS.


Las revistas de la Editorial Bruguera poblaban sus páginas con esta valiosa moneda en forma de billetes en los que su personaje estrella, Mortadelo, ataviado con diversos disfraces, nos daba la posibilidad de participar en sorteos repletos de premios soñados por cualquier niño de la época: Televisiones,  motocicletas, radiocassetes, relojes digitales, calculadoras digitales... un sin fin de regalos de tecnología puntera de finales de los 70 y de los primeros 80 del Siglo XX.
Pero eso no era todo. Con los Petro-Mortadelos podías comprar tebeos y libros Bruguera, por lo que cuando más tebeos comprabas, más podías conseguir, atesorando estos singulares billetes y mandándolos por correo a la editorial.  

En esta ocasión, los dibujos que adornaban los billetes no los dibujaba Ibañez, si no que se trataba de Mortadelos apócrifos, dibujados por alguno de los muchos autores que ayudaban mantener el creciente número de apariciones de los personajes de Ibáñez en todas las revistas de la editorial.
Por el estilo, me arriesgo a  deducir, que se puede tratar de un trabajo de Martínez Osete o de Sagasty, dos autores que realizaron decenas de historietas y portadas apócrifas de Mortadelo.

La aparición de los Petro-Mortadelos era un aliciente más que hacía de los tebeos Bruguera tan especiales y añorados por todos. 
Los niños coleccionaban estos billetitos que servían para jugar con ellos, para comprar más tebeos y para soñar con estupendos premios.
Tiempos más sencillos y felices en los que esta moneda era  más valiosa que dolares y euros; y en los que la Prima de Riesgo nos hubiese sonado a la familiar del pueblo un tal Riesgo, que nadie tenía el gusto de conocer.   

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